sábado, 12 de enero de 2008

Después de tanta alegría
se me anega el alma,
Silueta uniforme grita
y recoge los fragmentos.
Aún Atacama arde
en policromía de siete grados.

Ese despertar de una cadencia
que se sugiere, que se desliza
amablemente
desde un timbre nuevo
y añejo en lo que a mí respecta.

Dudo que pueda revertir el tiempo
y vuelva a reunir en el mismo espectro
esa suerte de haz de luz
huérfano de límites.
Atacama arde
en polimorfía de siete caras.

Ese despertar en una vaguala
que se anida en la siesta
que se resiste energicamente
a ese timbre lejano
y dulce en lo que a mí respecta.

Gris, aunque pueda serte ausencia
y no reconozcas mi perfils
eré fuente de sombras
tóxico de madrugadas
famélico de noches buenas.
Atacama arde
en polifonía de siete negras.

FM

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