viernes, 11 de enero de 2008

Alberto Fuguet

Quien sabe si vivimos siempre nada más
que alrededor de las personas, aun de
aquellas que viven con nosotros años y
años, y a quienes, debido al trato frecuente
o diario y aun nocturno, creemos que
llegaremos a conocer íntimamente;
de algunas conocemos más, de otras menos,
pero sea cual fuere el grado de conocimiento
que lleguemos a adquirir, siempre nos
daremos cuenta de que reservan algo que es
para nosotros impenetrable y que quizá
les es imposible entregar:
lo que son en sí y para sí mismas,
que puede ser poco o que puede ser mucho,
pero que es: ese oculto e invisible núcleo que
se recoge cuando se le toca y que suele matar
cuando se le hiere.

Manuel Rojas, hijo de ladrón

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